La posición en la que termine el Sevilla en Liga ya ni siquiera salvará a Arias o Montella. Ambos están condenados. Al igual que las soluciones del banquillo de urgencia podrían pasar por gente de la casa, en cuanto al encargado de los fichajes todo apunta a un perfil parecido. Bunquerizarse con gente con predicamento dentro de la afición y tratar de que las miras se alejen del palco. Y todo ello con la compra de acciones compulsiva por parte de los grandes accionistas (Castro incluido) a ver si suena la campana y llegan los millones de Asia o Estados Unidos. La mecha la encendió involuntariamente Monchi. Ha destapado las vergüenzas.
