Vitolo, a los tres minutos, se guisaba él solo un gol y recibía una criminal entrada de Guille en el 72 que iba a provocar que el partido entrara en su fase más dura y surrealista. Dicha entrada se produjo junto al banquillo del Sevilla, que saltó en bloque, pero el más indignado era Unai que llegó hasta el centro del campo a recriminar al autor de la entrada su actitud. El técnico, en el día de su homenaje, fue expulsado.