Unai Emery parece permanecer ajeno al clamor general, no absoluto pero sí mayoritario, que ve en su apuesta por un centro del campo desprotegido un esquema temerario e improductivo. El gol de Rakitic en el minuto 93 ante un pobre Almería no debe esconder una realidad que podría haberse puesto de manifiesto si no media esa jugada de calidad: el enorme descontento de gran parte de la afición con la gestión del entrenador. El técnico volvió a evidenciar ayer que es reticente a tomar el toro por los cuernos, la retrasada posición de Rakitic y su negativa influencia tanto en la destrucción como en la creación de juego. En su blog personal, Emery incidió en circunstancias condicionantes como el cansancio por haber jugado la Liga Europa y la ausencia de algunos jugadores lesionados.