En 1992, tras un breve paso por Eibar, volvió a Anoeta para dirigir al Sanse (filial de los donostiarra), donde coincidió de forma directa con Unai. Su relación fue estrecha, y conoce múltiples anécdotas del de Hondarribia. Lo describe como un futbolista de gran técnica con la pierna zurda, aunque excesivamente «chupón» (véase individualista). Así, ha desvelado una graciosa anécdota a ElDesmarque:
