Unai Emery se sentaba en la sala de prensa del Sánchez-Pizjuán con el convencimiento de que sufrir como lo había hecho el sevillismo, y también el equipo para lograr la victoria, no debía enturbiar la conquista de los puntos. Calificó el triunfo de clave y se posicionó en la idea de que el cansancio acumulado tras una semana con partido europeo había llevado al Sevilla a no tener fluidez.