Precisamente en la vuelta ante el Slask se certificó el desencuentro. Marin estaba tocado y no jugó ese partido. Tras la goleada ante los polacos, el entrenador mandó que los suplentes realizaran un entrenamiento suave. Marin se negó argumentando que no estaba en las mejores condiciones físicas. Al técnico le sentó mal la actitud del extremo. Al domingo siguiente se gestó el castigo. En una lista de 19 jugadores, fue el descartado ante el Málaga.