Entrevista a Emery: «Pueden ver el fútbol mejor que yo, pero no trabajar más que yo»

Todo se ha acabado en la Ciudad Deportiva que se divisa a un costado de la carretera de Utrera. El aguacero, propio de una plaga bíblica, ha dejado el lugar en la paz de un camposanto. Ni una voz, ni un alma. De pronto, regresan los truenos. No. Son los metálicos acordes de AC/DC, que emergen del gimnasio. Unai Emery identifica la música y se adentra en el recinto para pedir que la apaguen. No es el mejor hilo musical para una charla de fútbol. Horas después del entrenamiento del Sevilla, continúa en pantalón corto. Para algunos entrenadores, más allá de la utilidad, es una forma de identificarse con su trabajo. Si estoy de corto, estoy en el fútbol. Para Emery será igual después de vestirse largo y cerrar la puerta.

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