Emery no es que esté desesperado, pero sí empieza a tener prisa. Quiere verse libre cuanto antes de su vínculo con el Sevilla para que el jeque no tenga la menor tentación de echarse para atrás y su fichaje se frustre. De ahí que el técnico sopese seriamente pagar él como persona física la cláusula y terminar con el asunto. Lo normal en estos casos es llegar a un acuerdo entre las partes para que sea el club comprador, en este caso el PSG, quien pague. Pero como este paso no se concreta, Emery medita cortar por lo sano.