En defensa de Muñiz: ¡No disparen al pianista!

He preferido que caminen unos días para que el enfriamiento propio del paso del tiempo y la incontrolable apertura de mente coadyuven a comprender el análisis que pretendo realizar. Porque es de una simplicidad compleja que me asusta, al tiempo que soy consciente de la dificultad que conlleva intentar desentrañar de una forma desapasionada el galimatías mental que me posee desde que la desazón me llenó en forma de Alexis Sánchez. Creo que hasta tuve fiebre el sábado noche. En fin. Que sea lo que Dios quiera y que, al menos los que aprecian esta casa, sepan comprender el sentido de lo expuesto con independencia del éxito o fracaso logrado con la explicación.

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