El pasado 9 de agosto, Bryan Rabello vivía uno de los mejores momentos de su, todavía, corta carrera deportiva cuando en el minuto 91 del recordado amistoso que el Sevilla disputó en Old Trafford sentenciaba el choque con un habilidoso remate a la media vuelta. El gol del chileno suponía el 1-3 definitivo para los de Unai Emery en el «Teatro de los Sueños» y venía a despertar, no sólo la ilusión de la hinchada sevillista en la nueva temporada, sino también las esperanzas de un jugador que llegó a la entidad con la vitola de gran promesa y que, después de mucho esfuerzo, había conseguido completar una excelente pretemporada y formar parte del primer equipo.