20.40 horas. En Nervión se ha detenido el tiempo. Un ruido ensordecedor convierte el Sánchez-Pizjuán en una especie de concierto de Pantera. Canta hasta el que no tiene voz. Todo suma. Retumba el estadio. Servidor, preparado para entrar en la radio, pone los cascos al máximo. Nada. El ambiente es indescriptible. Y aparecen por allí unos viejos conocidos. Astérix, Obélix y Panoramix, los mismos protagonistas de la noche del Schalke en 2006. Y la Copa de Europa. Primer tifo con una imagen casi irreal y que a los que la pintaron hasta les temblaría el pulso al hacerla. El Sevilla en cuartos de final de la Champions. No 60 años, toda una vida esperando ese momento para cada uno de los sevillistas que abarrotaban el estadio. El fútbol apasiona por noches así.