En los análisis del Sevilla actual se ha instalado el denominador común de poner el foco en la intensidad. Si el equipo gana, es porque ha estado intenso y ha tenido carácter y determinación. Si pierde, es porque los jugadores no han sabido responder a las exigencias de su entrenador. Sin embargo, pocas veces se caen en que desde años el Sevilla, como equipo y como plantilla, viene sufriendo un mal de fondo, que ya se puede calificar de endémico, y que tiene más que ver con la concepción global del fútbol como deporte colectivo.