Lopetegui va a tener que lidiar con dos factores importantes esta temporada: la ausencia de un delantero verdaderamente resolutivo ante el gol, que nunca tuvo, y el cúmulo de competiciones de alto nivel tras un año larguísimo en el que fue el último en terminar de competir y el que menos vacaciones ha tenido. Pero todo tiene sus matices. Por un lado, es una evidencia empírica que el Sevilla de Lopetegui, por primera vez, no ha marcado en tres partidos consecutivos: Granada, Chelsea y Eibar. Era algo que no sucedía desde antes de que el club despidiera a Pablo Machín. Puede ser oportunista recordar una premisa del fútbol: cuando se sube el listón competitivo y se acumulan los esfuerzos el gol es clave para dosificar las energías.