Trece años después de su marcha y 18 desde que se convirtiera en una de las personas clave que sentó las bases del gran Sevilla, Joaquín Caparrós afronta una nueva misión trascendente en un club asentado en la élite europea, que debe encontrar nuevas fórmulas para atender la exigencia de su status, con un mercado desbocado. Su liderazgo ya ha tenido un efecto benefactor para reconducir la complicada situación del equipo en la recta final de la pasada temporada y ahora está al frente de la planificación de la nueva plantilla, con todo lo que significa.