–¿Qué ha aprendido desde que ha llegado al Sevilla?
–He sido un entrenador que intentaba aprovechar mucho lo que tenía alrededor, por mi inquietud y por mi predisposición. He podido empaparme de muchos entrenadores, y tuve el banco de prueba de las categorías inferiores del Numancia. He sido autodidacta en ese aspecto, he tenido que ir aprendiendo un poco del ensayo y error. El fútbol profesional te exige otras cosas, el gran cambio es la exigencia y la mayor diferencia es que hay que una semana atípica a la hora de trabajar. Son tres partidos por semana y tienes que dosificar mucho más las cargas, hacer unos entrenamientos diferentes y todo lo que tú quieres transmitir quizás sea en la pretemporada.