Se llama Alberto, es sevillista y jamás olvidará este 27 de mayo de 2015. Venía a Varsovia, a ver su su Sevilla, a vibrar con su bufanda y sus amigos en un desplazamiento que se habían buscado ellos: en coche a Madrid, Madrid-Berlín en avión y de Berlín a Varsovia en coche de alquiler. El viaje de sus vidas se convirtió en una pesadilla que tardarán en olvidar.