Desde que la LFP y la RFEF, junto con el CSD, plantearon poner freno a todo tipo de actos y cánticos que inciten a la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte, los aficionados sevillistas tenían claro que todo lo que ocurriera a partir de ahora en el Ramón Sánchez-Pizjuán iba a ser examinado con suma minuciosidad.