Volvió Vaclik, al que no sería justo culpar de todo, pero al que tampoco se puede eximir de nada. También volvió Ocampos que asumió la responsabilidad de tirar el penalti y falló. Igual que falló Fernando cuando el oxígeno le escaseaba para regalar su segunda amarilla en una jugada en la que falló Diego Carlos para acabar regalando el 2-0 al Barcelona. Habrá quien se quede con que todas las fatalidades se cebaron con el Sevilla, pero no fueron casuales.