Fatiguitas sin ninguna necesidad

Paso adelante de vital trascendencia en el objetivo del Sevilla de reengancharse a la Liga y la sensación insoportable de que el equipo nervionense carece de la maldad necesaria para manejarse en este fútbol de élite. El cuadro de Montella se impuso, como no podía ser de otra forma, a un Málaga moribundo, pero no se entiende muy bien que llegara hasta el minuto 94 que se contabilizaron con las dos prolongaciones con la inquietud siquiera de que alguno de los tres puntos pudiera volar de su casillero. Cierto que también existe por ahí el eximente de un juez que se dedicó a prevaricar en determinadas decisiones, tales como un fuera de juego inexistente de Ben Yedder o un penalti de Rosales, pero ésa no puede ser una excusa cuando las diferencias entre una escuadra y otra son tan abismales como las que se vieron en La Rosaleda.

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