El fútbol tiene mucho de pulsión emocional, muchísimo. Lo visceral es inherente al deporte rey. Por ello, la imagen de Fazio respondiendo con virilidad a una provocación del antipático Diego Costa fue, para el aficionado sevillista, como la guinda del punto de oro que consiguió el Sevilla en el Vicente Calderón. Quizá resulte zafio destacar el fútbol subterráneo como una virtud, pero eso también forma parte del espectáculo y el aficionado medio se siente identificado con el jugador que maneja esos resortes y no se amilana ante el gallito de turno. Porque a veces no basta con realizar partidos inmaculados desde el punto de vista técnico y táctico… Que le pregunten a Federico Fazio, ahora unánimemente reconocido.