Corría el verano de 2008, con la Eurocopa de Austria y Suiza en juego, cuando el Sevilla FC confirmó el fichaje de uno de los 23 integrantes de la expedición española. Llegaba Fernando Navarro, que tras una magnífica temporada con el Mallorca de Gregorio Manzano, se postulaba como uno de los atractivos del mercado de fichajes. Monchi y su equipo se pusieron manos a la obra y cubrieron un puesto que tras la marcha de David Castedo y Duda, y el fallecimiento del sempiterno Antonio Puerta quedaba huérfano.