El día que conocí a Frédéric Oumar Kanouté no hubo colegio en N’gabacoro Droit. Y poca gente cuidó de su ganado y trabajó la tierra. Buena parte de los 10.000 habitantes del destartalado municipio a media hora de Bamako, la capital de Mali, se había concentrado en los alrededores de las precarias instalaciones municipales donde, a la sombra de frondosos mangos se recibió a la comitiva que encabezaba el entonces futbolista del mejor Sevilla Fútbol Club que ha conocido la historia.