Al aire de la sobremesa volará una moneda con más peso en la cruz que en la cara. El Sevilla cierra la temporada instalado en la paradoja de que su afición está decepcionada pese a que incluso podría terminar como cuarto, aunque hasta Joaquín Caparrós casi lo dio por imposible en la previa del partido ante el Athletic, una cita que cierra esta extraña temporada en la que un director deportivo que aceptó el cargo a regañadientes se ofreció para ser el relevo en el banquillo. Hoy, bajo el sol de mayo, el sevillismo hará balance y su pulgar dictará sentencia. Que los máximos responsables del resultado final, José Castro y Joaquín Caparrós, abran el paraguas contra las críticas… O el parasol. Habrá sol, también nubes y, quién sabe, lo mismo suena la flauta y hasta Champions.