«Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar». Mucho más prosaicamente, Pablo Machín, cuya tierra, la Soria de los Campos de Castilla, enamoró al ínclito Antonio Machado a cuyos Proverbios y cantares pertenece este conocidísimo extracto, vino a decir lo mismo: el fútbol es presente. «El halago debilita», dijo el soriano. El lirismo noventayochista de Machado encontrará su réplica de cruda realidad en un campo áspero y poco dado a la poesía como Ipurua. Allí el Sevilla tiene que «currárselo», como recordó el entrenador sevillista en la previa. Y no lo dice usando un tópico de esos tan a la mano en las comparecencias de prensa de los hombres de fútbol. En Éibar el Sevilla apenas ha salido victorioso en un par de ocasiones, aunque tampoco ha ido mucho de visita por la fronteriza localidad guipuzcoana.