Hartazgo, desilusión, frustración. Viendo lo vivo que está el Sevilla en los tres frentes competitivos que tiene abiertos, quinto en la Liga y en octavos de la Copa del Rey y de la Liga de Campeones, hasta chirría que el sevillismo esté pasando por este momento de desesperanza. Pero la realidad es que la afición ha perdido la fe en este proyecto, pese a haber cerrado el año 2017 sin haber visto en el Ramón Sánchez-Pizjuán ni una sola derrota, que se dice pronto. Sin embargo, la reacción del público durante el partido ante el Levante así lo confirma. El sevillismo, en el estadio, en las redes sociales, siempre tan prestas a la grandilocuencia y el oportunismo, en las conversaciones familiares o amistosas, está harto.