El delantero holandés Luuk De Jong centra el debate en una afición necesitada de rebatirlo todo. Que el equipo de Lopetegui remontó el gol inicial de Oyarzabal en un contexto proceloso; sí, pero debió cerrar mejor el partido. Que hubo un zafarrancho precioso en la segunda parte; sí, pero debió reflejarlo mejor en el marcador y evitar el leve sufrimiento final. Que Lopetegui ha dotado de un sello a su equipo, uno de los que más ataca y uno de los que menos es atacado, con riqueza táctica, rotaciones y variantes; sí, pero está obcecado con De Jong. Siempre hay un pero y el pero de todos los peros es De Jong. Lo cierto es que De Jong no agria los análisis de los sevillistas sólo por no haber marcado, sino por brillar poco en una de las facetas más lustrosas del Sevilla, la fase ofensiva, aun con aspectos a mejorar en la finalización.