Como en una revisión de la teoría de la evolución de Charles Darwin, Pablo Machín está sabiendo adaptarse a los cambios de hábitat para sobrevivir y ser más fuerte. Al contrario que ante el Madrid, en Ipurua planteó un partido más especulativo. Con un Eibar que ponía seis hombres en campo contrario y una alta e intensa presión a la salida del balón, el Sevilla esperó en su campo para no sufrir y para salir, de forma letal, en cuanto se presentara la ocasión.