El modelo de Lopetegui, con tiempo ahora para buscar fórmulas en los entrenamientos, tiene un déficit importante de profundidad de juego, una carencia que va mucho más allá de que sea De Jong quien juegue en punta o, por el contrario, se alineen Munir, Chicharito o Dabbur. ¿Que con otro delantero de 40 millones –como los que tienen Madrid, Barça, Atlético o Valencia– generaría más ocasiones y llegarían más goles? Posiblemente. Pero con los delanteros que tiene actualmente en nómina el entrenador vasco ya se ha visto que hay una dependencia quizá excesiva de los jugadores de segunda línea y no siempre éstos tienen el día bueno o, simplemente, los contrarios consiguen neutralizar sus llegadas. La cita en Palma fue una muestra más para ensalzar otras virtudes de este bloque. Su sistema defensivo fue de menos a más. El Mallorca dejó de sentirse cómodo cuando Munir dejó la banda derecha y Jesús Navas y Koundé se apoderaron de ella.