Julen Lopetegui, criticado toda la semana, hizo una buena lectura de un partido difícil que además se le complicó al inicio. A base de intensidad y de ser inteligente generando superioridades allá donde interesaba en cada momento, superó en algunas fases casi por completo a una Real Sociedad que llegaba como un rival crecido y en racha y con mucho talento de tres cuartos de campo hacia delante. Con Nolito, con Banega y con Óliver Torres, el Sevilla buscó dominar el juego por dentro y que surtieran efecto las oleadas de Reguilón por la izquierda y sus asociaciones con el sanluqueño, hasta que no se demuestre lo contrario el jugador que mejor entiende su juego. El Sevilla ahogó a base de posesión a la Real Sociedad, que después se encontró con que Lopetegui explotaría los pasillos exteriores poniendo el candado con un cambio de esquema hacia un 1-4-4-2 en el que las basculaciones defensivas eran casi perfectas. Eso sí, hasta que Portu salió para crear incertidumbre.