Un partido suele contener a su vez varios partidos, y el de Krasnodar deparó cuatro muy definidos: una primera parte de dominio franco y eficaz del Sevilla bajo el 3-5-2, otro de unos veinte minutos justo tras el descanso en el que los rusos apretaron arriba hasta forzar, con su acumulación de hombres arriba, los errores defensivos de los blancos. Un tercero en el que Julen Lopetegui volvió a asir las riendas de un encuentro desbocado, sin freno, que fue abriendo pasillos interiores por el desorden y el zafarrancho de combate de los anfitriones. Y un cuarto en el que los nervionenses hicieron efectivo un arreón final con Idrissi, En-Nesyri y Munir arriba. Lopetegui aprovechó otra vez esa nueva regla que permite cinco cambios para hacer dos reajustes que le devolvieron el partido.