Radical, inaudita, la transformación que ha experimentado, para bien, N’Zonzi en el Sevilla. De aquel flan que se derretía al sol de Nervión ante el Celta en la cuarta jornada de Liga, en septiembre, al bastión omnipresente que se crece bajo la lluvia norteña hasta tirar del equipo para sacarlo de la cueva y acabar dueño de la zona ancha con Krychowiak de escudero. La calidad, despliegue y mando del galo -imperial por arriba en los balones largos del Athletic- fue clave en lo bien que el Sevilla salvó la presión adelantada del Athletic la mayor parte del encuentro. Sólo hubo embotellamiento en los diez últimos minutos de la primera parte y el inicio de la segunda.