La grandeza de un equipo se mide en la cantidad de situaciones nuevas y complicadas que es capaz de resolver. El Sevilla de Lopetegui se encontró ayer con un equipazo, un Manchester United a un nivel superior en lo físico y en lo futbolístico que lo puso a prueba como quizá no lo ha hecho ningún otro equipo a lo largo de la temporada. El Sevilla tuvo que emplearse a fondo en una zona en la que no está acostumbrado a defender, en el bloque bajo y al borde del área, donde las paredes y la calidad de los ingleses se hizo patente. Afortunadamente apareció Bono y el equipo supo tener tranquilidad para respirar con balón y buscar los puntos débiles del rival, como ya había apuntado en la primera mitad.