Muriel volvió a demostrar que no sólo no es un goleador, sino que empieza a tener serios problemas de confianza ante el portero rival. Andre Silva, en cambio, fue clave para que el lío en el que se estaba metiendo el equipo B quedara en un serio aviso para lo que está por venir y en advertencia para perfilar mejor la plantilla de aquí al 31 de agosto. El Sevilla fue sorprendido por la agrevisividad del Sigma Olomouc, tanto por su intensa presión como por su verticalidad. Los checos hicieron daño a las espaldas de los carriles, que ni obturaron su vía ni aprovecharon las ocasiones que se les brindaron para hacer daño arriba. Y Muriel no sólo careció de remate, sino que tampoco fue una referencia.