Es una de las peores cosas que le pueden decir a un entrenador, sinónimo de que no tiene trabajadas las ayudas, las coberturas, las vigilancias… en defensa; y de que no tiene ni pajolera idea de lo que es un apoyo, una descarga con desmarque, una pared, la figura del tercer hombre o un simple desdoblamiento en ataque. En el Sevilla todo es un uno contra uno. Para dedender, para el reto imposible de tratar de frenar un día a Messi y otro día a Morales, y para atacar, para esperar que Jesús Navas desborde y saque el centro mientras los demás aguardan rematar si el balón les llega con claridad.