Aquellos sueños esféricos con un balón cuarteado bajo la cama versaban sobre goles y regates imposibles, sobre copas de oro alzadas al cielo. Y sobre todos ellos, flotaba el sueño vinculado al corazón: acabar investido como ídolo del club de tus amores, con el brazalete ceñido al brazo, tras años y años de sudor, victorias y derrotas. No cabe historia de amor más hermosa en el fútbol. Y bien que lo saben, y lo disfrutan, el sevillista Jesús Navas y el bético Joaquín, dos futbolistas colosales que se resisten a irse y que la historia los enmarque como merecen. Volverán a coincidir en un derbi, es posible que se den la mano ante el canario Hernández Hernández para el protocolario sorteo y se harán una sincera carantoña. No caben personalidades más opuestas, pero en ese instante, en esa mirada fugaz, les parecerá mirarse al espejo.