Pasada la página de la primera derrota en casa de la temporada ante el Real Madrid, José Castro, como cualquier sevillista, siente ya el cosquilleo de la inminente llegada de unas semifinales europeas. La visita de la Fiorentina este jueves es un duelo marcado en rojo en la tercera planta del Sánchez-Pizjuán y la ilusión de repetir los éxitos de la temporada pasada en la Europa League y estar en la final de Varsovia mantiene muy viva la llama.