Pusimos toda la carne en el asador. Me preocuparía si hubiese visto al equipo desganado, pero lo dio todo. Es un poco decepcionante que después de tanto esfuerzo no llegase el gol. No ha podido ser, pero nos vamos con la cabeza alta. Hicimos méritos suficientes, pero éste es el fútbol: no materializamos las opciones y lo pagamos con la eliminación”. Así habló Juande Ramos en aquel frío enero de 2006, cuando el Cádiz, contra todo pronóstico, tumbó al Sevilla a las primeras de cambio en la Copa del Rey e incendió Nervión.