En mitad de la temporada, en pleno otoño, un bolo estival. Una especie de amistoso bien pagado. Si el Sevilla gana, se embolsará 570.000 euros. Si empata, solamente 190.000 euros. Si pierde, quedará mancillado su honor de pentacampeón, algo más doloroso quizá que esas cantidades pecuniarias para los dineros que se manejan en el fútbol actual. El Sevilla juega esta noche profunda de noviembre ante el Qarabag por la honra que debe tenerse a sí mismo el equipo más laureado de la competición, una Europa League que lo espera desde el triunfo en Dudelange como uno de los favoritos para las eliminatorias. Julen Lopetegui se encargó de recordárselo a los protagonistas. Enfrente estará un equipo que se juega la vida en el torneo. Y ahí está el peligro.