Julián Cuesta, protagonista en los dos últimos partidos ganados con el Almería en la Liga, no alza apenas la voz. Habla despacio, sin querer protagonismo. Entiende que no le hace falta. Es fruto del trabajo en silencio.
—La primera vez que supe del Sevilla fue cuando estaba en mi pueblo, en cadete de segundo año. Me vinieron a ver y me dijeron que querían ficharme. Pero al final optamos, como era muy chico, por esperar un año mas. Tampoco supe mucho más en ese momento. Al siguiente todo me salió increíble. Incluso, en el campeonato de selecciones autonómicas jugué la final contra Sevilla y paré algunos penaltis… Ya ahí me dijeron que no me lo pensara, que me fuera con ellos.