Si el elegante centrocampista suizo-croata ahora en el Barcelona es la estatuilla dorada, Krohn-Dehli podíamos decir que es el molde de arcilla. Menos brillo, pero similares fundamentos futbolísticos en determinados segmentos del juego. No iguales, ni siquiera parecidos, porque ningún jugador puede compararse a otro, pero llegando a adquirir roles dentro del equipo que tienen conexión.