Se cumplen dos meses desde la llegada de Anthony Martial al Sevilla FC. Lo que en un principio era ilusión, se ha convertido en desesperanza al ver que el francés no termina de arrancar en Nervión y su tiempo se agota.
El elevado coste de la operación se justificó con la idea de intentar alcanzar cotas mayores en Liga con un jugador diferencial, que de momento no se ha visto.
La sabia afición sevillista ha sabido esperar y darle el tiempo sufuciente para aclimatarse, pero el pasado domingo explotó y lo despidió con pitos. Su falta de acierto, descolocación en el campo y esa actitud pasiva que transmite, ha hecho que el sevillismo no aguantase más y le recriminara su nula aportación al equipo.
El propio Julen le dio un palito en la última rueda de prensa: «Lo que queremos es ayudarle para que nos dé su mejor versión porque la vamos a necesitar. Pero evidentemente él también tiene que meterse en el ritmo del equipo y entre todos trataremos de ayudarle para que así sea».
Le quedan otros dos meses para darle la vuelta a su situación. ¿Será capaz Martial de tornar los pitos en aplausos, de aquí a final de temporada?