Del Nido basó su negativa opinión a las cuentas y al reparto de dividendos en la reforma insuficiente acometida en el estadio y a la utilización de recursos que, en su opinión, deberían repercutir en acometer una gran obra en el Sánchez-Pizjuán. «En ninguna sociedad cuando tiene necesidad de seguir creciendo se le ocurre a sus administradores pagar 9 millones de impuestos (los que hay que restar para que el superávit final sea de 23,5 millones). ¿Por qué no utilizarlos para la obtención de un crédito de 150 millones a pagar en 40 años para levantar un nuevo estadio? Hace años que auguré que se nos quedaría pequeño e ideé con Santiago Balbontín padre un proyecto para hacer un estadio para 60.000 espectadores. Tirarlo y levantar otro. Es otra forma de gobernar, lo entiendo, más arrojada, más ambiciosa… pero el Sevilla necesita un estadio cinco estrellas que permita tener 50.000 abonados, vender entradas en los grandes partidos y acoger finales».
