La mayor fuente de frustraciones para el Sevilla en Europa sigue siendo la Champions. Desde aquella goleada del Madrid de Di Stéfano en la Copa de Europa de 1958, el equipo blanquirrojo ha sufrido las mayores decepciones ante la sombra de la orejona. La mejor plantilla de su historia, aquella que sufrió la durísima acometida del fallecimiento de Puerta y la espantada de Juande Ramos, cayó en octavos de final ante el Fenerbahçe en una letal tanda de penaltis. Después fue el CSKA de Moscú el que silenció Nervión, meses antes de que el Sporting de Braga lo eliminara en la previa