¿Cómo es posible que el Sevilla perpetrase el peor partido del cuso en el derbi y a renglón seguido uno de los mejores ante la Real Sociedad? Esta pregunta debe asaltar a más de un aficionado del equipo andaluz e incluso a los propios responsables de sus designios. La respuesta sencilla es que no hay dos partidos iguales y dependiendo de cómo juegue el rival se hace más o menos sencillo (al Sevilla le van los contrarios que juegan abiertos y al ataque). La siguiente es que la vuelta de Fernando, pieza clave en el engranaje sevillista, le da otro aire al equipo. La última engloba las dos anteriores, dejando una inquietante pregunta en el aire: ¿Es Fernando la única solución al problema en el centro del campo?