Hace ya varios años que el Sevilla aprendió la lección de que es contraproducente fijar una meta concreta a principios de temporada. La interpretación que la afición y la prensa puede dar a la determinación de un objetivo, como ser tercero, cuarto o entrar en Champions, supone una presión añadida que se repite como el ajo cada vez que hay un tropiezo liguero y, además, no garantiza alcanzar la meta. José Castro es el primero que lleva a cabo esta consigna. Por esto, mucho más que por los dos tropiezos ante Málaga y Atlético, el dirigente habló de «estar en Europa», sin más.