A más de 3.000 kilómetros de distancia al sur de Europa, con la Giralda de verdad como testigo de excepción, la afición del Sevilla rompió jubilosa al término de la final que les daba el cuarto título europeo. Los cerca de 10.000 hinchas que viajaron a Varsovia a ver a su equipo se multiplicó por diez en la capital, que celebraba con no menos alegría que sus homónimos en Polonia lo que sería el principio de una larga noche.