La garra, el perfil olvidado

En la planificación del nuevo proyecto, con Joaquín Caparrós al frente de la sala de máquinas, es una parada clave en la hoja de ruta. Ahí entra un poco el proceso de nacionalización de la plantilla, del anuncio -al menos está la promesa- de que la cantera tendrá un lugar más protagónico que en estos años atrás, preñados de éxitos, sí, pero con el papel preeminente para futbolistas de mercados extranjeros. Caparrós, fiel a su filosofía de fútbol, tiene entre ceja y ceja elevar el tono competitivo a través de incluir otro tipo de futbolista, recuperar el jugador de sangre caliente, el hombre sacrificado en lo físico y abierto a captar la idiosincrasia del club y de la afición.

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