La ida de Navas, un antes y después para el Sevillismo

La despedida de Jesús Navas marca el fin de una era en el Sevilla FC. Tras dos décadas defendiendo la camiseta blanquirroja, el capitán se despidió en un homenaje que paralizó el Sánchez-Pizjuán. No solo se va un jugador histórico, sino también el alma de un equipo que, durante años, encontró en su banda derecha un refugio seguro. Los pronósticos deportivos de expertos como los de https://apuestasonline.net/pronosticos/, que siguen de cerca cada uno de los movimientos de los clubes, lo dejan claro: la ida de Navas supone un nuevo reto para el club, que tendrá que afrontar el futuro sin su referente más emblemático.

Corría el 23 de noviembre de 2003 cuando un joven de Los Palacios debutaba con el Sevilla en Primera División. Dos décadas después, Navas se marcha con un legado que pocos pueden igualar: 704 partidos, 39 goles y un palmarés envidiable con cuatro UEFA Europa League, dos Copas del Rey, una Supercopa de España, una Supercopa de Europa y una Copa del Mundo. Pero lo suyo siempre ha sido más que títulos: su velocidad, su resistencia inagotable y su amor incondicional por el club lo han convertido en un símbolo en Nervión.

El pasado 30 de diciembre, el Sánchez-Pizjuán se llenó hasta la bandera para despedirlo. Más de 45.000 almas sevillistas abarrotaron las gradas para rendir tributo al eterno ’16’, dorsal que el palaciego honró a su difunto amigo Antonio Puerta. Ahora, el 16 vuelve a quedar desierto.

“Lo que me ha hecho llegar aquí son esos valores. Los valores de un sevillista, de entrega y de coraje. Darlo todo por mi afición, por Puerta, por Reyes… Quiero que quien se ponga esta camiseta se entregue como yo me he entregado. Este número es sagrado, igual que lo es Reyes. Este club es sagrado, este escudo es sagrado y esta afición es sagrada. Quiero que lo den todo, como yo lo he hecho hasta el último día, y creo que la idea la han cogido. Por lo que me quedo tranquilo en ese sentido”, expresó el futbolista entre lágrimas, «desde niño soñaba con jugar aquí. No hay un solo día en el que no haya sentido orgullo por vestir esta camiseta».

Por supuesto, en el evento estuvieron presentes los hijos de Puerta y Reyes, añadiendo aún más emoción a la noche. Tampoco faltaron algunos de sus excompañeros, como Freddy Kanouté y Andrés Palop, así como entrenadores, figuras históricas del club y, por supuesto, su familia.

El punto culminante llegó con la entrega del Dorsal de Leyenda, un reconocimiento reservado a los más grandes. También hubo mensajes de personalidades del deporte como Rafael Nadal y Pau Gasol, e incluso su exentrenador en el Manchester City, Pep Guardiola, reconoció en un vídeo que dejarlo marchar fue un error. Porque sí, hubo un pequeño paréntesis en su carrera sevillista. Entre 2013 y 2017, Navas jugó en el Manchester City, donde dejó su sello de jugador incansable. Pero su corazón siempre estuvo en Nervión, algo que quedó claro con su regreso en 2017. Desde entonces, siguió sumando capítulos a una historia de fidelidad que, hoy en día, parece de otra época.

A nivel internacional, su carrera tampoco se ha quedado corta. Fue clave en la selección española que conquistó el Mundial de 2010, saliendo desde el banquillo en la final ante Países Bajos para aportar el desequilibrio que terminó abriendo el partido, y allanando el camino para el gol de Andrés Iniesta en la prórroga, que otorgó a España su primer título mundial. También ganó la Eurocopa 2012 y la Liga de Naciones en 2023, convirtiéndose en uno de los pocos jugadores españoles en lograr estos tres títulos.

Con 39 años, el palaciego deja el fútbol con la misma entrega con la que lo jugó durante dos décadas. Durante sus últimos años ha arrastrado problemas en la cadera, pero nunca ha dejado de competir al máximo nivel. Por ello y por sus humildes valores, su retirada deja un vacío inmenso en el vestuario y en la afición, porque no solo se va un líder, sino el último eslabón de una generación dorada.

El Sevilla FC deberá encontrar una nueva identidad sin él, pero su legado seguirá vivo: en cada regate de un niño en la cantera, en cada ovación en el Sánchez-Pizjuán y en cada recuerdo de las noches mágicas que ayudó a construir. Se marcha Jesús Navas, pero su historia con el Sevilla no terminará nunca.

Comparte por Whatsapp esta noticia