El camino comienza en un lugar de entrañable cercanía, en un estadio que ha dejado grandes recuerdos en la historia del sevillismo, no con los momentos de gloria de otras ciudades grabadas en plata en la última década, pero sí con el regusto de la sal, la brisa marinera, la ilusión de muchos veranos y el sabor de las noches en la arena de la playa de la Victoria. Y es que con aroma a aquellos Carranzas agosteños llega este Sevilla desconocido que, como todo lo nuevo, levanta interés y se coloca en la bandeja como un aperitivo con morbo de la primera cita liguera que deberá afrontar el cuerpo técnico que lidera el napolitano y en el que trara de aportar confianza la presencia de Enzo Maresca.