En general, el Sevilla se ha visto perjudicado por el videoarbitraje. Es decir, muy posiblemente tendría más puntos si esta temporada no se hubiera implementado el VAR. La casuística es amplia y su incidencia en los partidos ha sido clave en algunos encuentros y en otros, en ningún modo, porque el marcador ya estaba definido para uno y otro lado. Pero lo que enfada al sevillismo y en el club es el agravio comparativo. Por ejemplo, que en acciones dudosas y puede que dadas a la interpretación Mateu Lahoz consultara la pantalla para ver los penaltis de Mudo y Escudero y que González González no lo hiciera por el posible penalti a Gonalons en el Sevilla-Valencia. O que Gil Manzano no revisase la imagen en el Betis-Sevilla, en la muy polémica acción de Pau López sobre Roque Mesa que derivó en expulsión de éste.